Brasil enfrenta una grave crisis de salud pública tras el repunte de casos de intoxicación por alcohol adulterado. El Ministerio de Salud ha confirmado 195 casos sospechosos de intoxicación por metanol, entre los que se registran al menos 13 muertes.
De todos los casos reportados, las autoridades han confirmado 14 intoxicaciones por metanol, mientras que el resto permanece bajo investigación. Solo dos de las muertes han sido certificadas oficialmente como consecuencia del consumo de bebidas adulteradas.
El estado de São Paulo concentra la mayor parte de los afectados, con 162 casos sospechosos y las dos muertes confirmadas. Los estados de Pernambuco y Mato Grosso registran 11 y cinco casos respectivamente.
Operaciones policiales intensificadas
Las autoridades han incrementado las operaciones contra esta práctica ilegal desde el viernes, cuando se registraron aproximadamente 80 nuevos casos sospechosos. En total, han resultado detenidas 41 personas, de las cuales 11 fueron arrestadas durante la jornada del sábado.
El ministro de Salud brasileño, Alexandre Padilha, anunció medidas urgentes para hacer frente a la crisis. «Anunciamos la compra de 2500 tratamientos de fomepizol, un antídoto utilizado en casos de intoxicación por metanol, a una empresa japonesa. El medicamento, que antes no estaba disponible en Brasil, se adquirió con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud y llegará la próxima semana», declaró Padilha.
Emergencia médica extrema
Las autoridades sanitarias califican la intoxicación por metanol como una «emergencia médica extremadamente grave». Esta sustancia se metaboliza en productos tóxicos que pueden causar la muerte.
Los síntomas principales incluyen la pérdida de capacidad visual y malestar generalizado. La rapidez en el tratamiento resulta crucial para evitar consecuencias fatales.
Nota: Este artículo ha sido editado con la ayuda de Inteligencia Artificial.