Crisis histórica: los agricultores pierden 600 millones de euros por los incendios

upday.com 3 godzin temu
Una residente observa sus viñas quemadas tras los incendios forestales que afectan al sector agrícola español (Imagen simbólica) Getty Images

El sector agrícola y ganadero enfrenta pérdidas récord por los incendios de agosto, con más de 350.000 hectáreas calcinadas según el sistema de vigilancia satelital Copernicus.

Las organizaciones de productores proyectan pérdidas que «alcanzarán los 600 millones de euros como mínimo», según Javier Fatás, responsable de Medio Ambiente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).

El sector primario, que representa algo más del 2% del PIB español y emplea a 759.000 personas, sufre daños que superarán cualquier episodio anterior. «Hay comarcas enteras calcinadas. Va a ser muy difícil para muchos recuperar una actividad en zonas donde todo lo que tienes alrededor se ha quemado», lamenta Fatás.

Ganaderos en crisis de supervivencia

Ángela Membrive, de 29 años, se afana estos días para que unas 130 vacas sufran lo menos posible en Palacios de Sanabria (Zamora). Con la pérdida de los pastos, las reses se quedan sin alimento. «Cuando antes comprabas cinco camiones de hierba, ahora vas a comprar 10», explica tras bajar algunas vacas de la Sierra de Valdeinfierno.

«Estamos sin parar. Nos hemos dejado la piel ahí arriba», relata apuntando al monte. Para que un pasto rebrote se necesitan varios años, así que muchos ganaderos deberán suplementar diariamente con pienso a los animales, alerta Jaime Santos, responsable técnico de la sección de ganadería de Asaja.

El sector apícola también enfrenta la ruina completa. «Al haberse quemado todas las cubiertas de vegetales y las flores, las abejas no podrán alimentarse y polinizar, lo que supone la ruina entera del sector», añade Santos.

El daño psicológico más profundo

«El mayor daño que estos incendios han provocado en Castilla y León es el psicológico», señala Donaciano Dujo, presidente de Asaja en esa comunidad. «Perder toda tu vida, tu historia, las relaciones que has tenido... es terrible», clama.

La principal preocupación actual de los ganaderos es «poder alimentar a la cabaña ganadera y darle agua a aquello que está vivo», incide Dujo. El resurgir dependerá del clima otoñal: «Si son lluviosos y el invierno no es muy duro, a lo mejor en la primavera ya hay un poco de pasto».

Sin embargo, «los pinares, robles, castaños, o los árboles frutales que tenían cientos y cientos de años se han perdido para siempre», añade apenado.

Tradición ganadera en extinción

La Garganta, el pueblo más cercano al foco norte del incendio de Jarilla (Cáceres), ha vivido tradicionalmente de la ganadería extensiva. Con 350 vecinos actuales, antes casi todos tenían vacas y cabras pastando en libertad.

Jesús, de unos 40 años, pertenece a una de las cinco familias que siguen dedicándose a la ganadería en un pueblo que llegó a tener 10.000 cabezas a mediados del siglo pasado y ahora no llega a las 500. Lleva su hato de 30 vacas morenas hasta una dehesa lejos de las llamas.

Norberto Barrios, de más de 70 años, recuerda esa época dorada. «La gente joven no ha querido vivir en el campo. Muchos prefirieron dedicarse a la construcción y se fueron a la ciudad», comenta. Gran parte del trabajo consistía en limpiar la sierra cortando ramas para alimentar al ganado en invierno. «Ahora vamos con miedo porque nos pueden denunciar», cuenta sobre las actuales restricciones.

Falta de apoyo rural

Para Cristóbal Cano, secretario general de la Unión de Pequeños Agricultores y Ganaderos (UPA), la falta de apoyo al modelo familiar está detrás de la mayor voracidad de estos fuegos. «Ya no tenemos que preocuparnos porque este mes de julio y agosto hayan sido los más cálidos de los últimos 25 años, sino porque seguramente serán los más frescos de los próximos 25», sostiene.

José Luis, agricultor de El Torno, perdió cerca de 8.000 metros cuadrados de cerezos y castaños cuando las llamas bajaron por la ladera. «Hay castaños que se pueden recuperar», cuenta esperanzado, pero muestra desconfianza hacia las promesas políticas: «Pedro Sánchez vino aquí y dijo que nos iban a dar ayudas para compensarnos, pero vete a saber».

Fuentes utilizadas: "El País"

Nota: Este artículo ha sido editado con la ayuda de Inteligencia Artificial.

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