El Celta de Vigo retoma la competición el 21 de noviembre con un desafío triple: estabilizarse en La Liga, asegurar su presencia en los play-offs de la Europa League y avanzar en la Copa del Rey. Los próximos partidos hasta final de año marcarán la trayectoria del equipo gallego en las tres competiciones.
La situación en La Liga exige atención inmediata. El Celta mantiene solo tres puntos de ventaja sobre la zona de descenso, con cuatro equipos por medio. El equipo afronta cinco compromisos ligueros antes de que acabe el año, con rivales directos como Alavés, Espanyol y Oviedo, además de visitar el Bernabéu y recibir al Athletic en Vigo.
El dato más preocupante es el rendimiento en Balaídos: el equipo celeste no ha ganado ninguno de sus siete partidos como local esta temporada, con cinco empates y dos derrotas.
La Europa League, el terreno favorable
La competición continental presenta un panorama radicalmente diferente. El Celta ha alcanzado el ecuador de la Fase Liga en cuarta posición con nueve puntos, fruto de tres victorias consecutivas. Restan dos partidos antes del parón decembrio: la visita al Ludogorets en Bulgaria y el enfrentamiento con el Bolonia en Balaídos.
Una sola victoria garantizaría la presencia en los play-offs. La temporada pasada, algunos equipos lograron el pase con 10 puntos. Si el Celta suma los seis puntos restantes, prácticamente aseguraría el objetivo del top-8, ya que en la edición anterior todos los equipos que alcanzaron los 15 puntos se clasificaron entre los ocho primeros.
El desafío copero
La Copa del Rey plantea un reto particular. El Celta se enfrentará al Sant Andreu de la Segunda Federación, un rival envalentonado en su competición que jugará en campo de hierba artificial. El objetivo es superar esta eliminatoria y disputar un segundo partido en diciembre, alcanzando los octavos de final. La temporada pasada, el equipo vigués ya llegó a esta fase del torneo del KO.
Nota: Este artículo fue creado con Inteligencia Artificial (IA).







