Un laboratorio de Estados Unidos ha descubierto que el cáncer de mama altera significativamente los ritmos diurnos de la corticosterona en ratones, la principal hormona del estrés. Esta alteración reduce la calidad de vida y aumenta la mortalidad, pero los investigadores lograron revertir el proceso estimulando neuronas específicas del cerebro.
El equipo del Cold Spring Harbor Laboratory, dirigido por el profesor adjunto Jeremy Borniger, observó que los tumores inhiben la liberación de corticosterona, desincronizando su ciclo natural día-noche. El hallazgo, publicado en la revista «Neuron», abre una nueva vía para tratar el cáncer sin medicamentos tradicionales.
El descubrimiento temprano
La alteración aparece sorprendentemente pronto. «Pudimos observar que esto sucedía a los tres días de inducir el cáncer, lo cual fue muy interesante», afirmó Borniger. La magnitud del cambio también resultó notable: «Incluso antes de que los tumores fueran palpables, observamos una disminución de entre el 40% y el 50% de este ritmo de corticosterona».
El cerebro mantiene niveles saludables de hormonas del estrés mediante un sistema de retroalimentación llamado eje HPA, que involucra el hipotálamo, la glándula pituitaria y las glándulas suprarrenales. Borniger explicó la importancia del equilibrio: «El cerebro es un sensor exquisito de lo que ocurre en el cuerpo. Pero requiere equilibrio. Las neuronas necesitan estar activas o inactivas en los momentos adecuados».
«Si ese ritmo se desincroniza, aunque sea mínimamente, puede alterar la función de todo el cerebro», añadió el investigador.
La intervención exitosa
Los investigadores estimularon neuronas clave del hipotálamo para imitar el ciclo normal día-noche. El resultado fue dramático: los ritmos regulares de la hormona del estrés se restablecieron y las células inmunitarias anticancerígenas se trasladaron a los tumores, provocando una reducción significativa.
El momento de la estimulación resultó crucial. «Aplicar este ritmo en el momento adecuado del día aumentó la capacidad del sistema inmunitario para eliminar el cáncer, lo cual es muy extraño, y aún estamos tratando de entender cómo funciona exactamente. [...] Lo interesante es que, si aplicamos la misma estimulación en el momento equivocado del día, ya no tiene este efecto. Por lo tanto, es realmente necesario mantener este ritmo en el momento adecuado para obtener este efecto anticancerígeno», señaló Borniger.
Un enfoque diferente
El aspecto más prometedor del experimento fue su naturaleza no farmacológica. «Lo realmente genial es que no tratamos a los ratones con medicamentos anticancerígenos», destacó el investigador. «Nos centramos en asegurarnos de que el paciente esté lo más sano posible fisiológicamente. Eso, por sí solo, combate el cáncer».
Esta perspectiva podría transformar los tratamientos futuros. «Esto podría algún día ayudar a aumentar la eficacia de las estrategias de tratamiento existentes y reducir significativamente la toxicidad de muchas de estas terapias», concluyó Borniger.
El equipo investiga ahora los mecanismos exactos por los que los tumores alteran los ritmos saludables del cuerpo. Las alteraciones de los ritmos diurnos están vinculadas a respuestas de estrés como el insomnio y la ansiedad, síntomas comúnmente observados en pacientes con cáncer.
Nota: Este artículo fue creado con Inteligencia Artificial (IA).





