Un nuevo estudio dirigido por la Universidad de California revela que las aerolíneas pueden tomar decisiones más inteligentes para reducir el impacto de la aviación en el calentamiento global. La investigación, apoyada por la NASA y la Fundación Nacional de Ciencias de Estados Unidos, se publica en 'Nature' y ofrece noticias esperanzadoras para el futuro de los viajes aéreos y la acción climática.
La aviación civil contribuye al calentamiento global a través de varios factores: el dióxido de carbono del combustible, los óxidos de nitrógeno que afectan los niveles de ozono y metano, y la formación de estelas de condensación persistentes. Cada uno de estos factores contribuye a retener el calor en la atmósfera.
Nueva herramienta para decisiones climáticas
Históricamente, los esfuerzos para reducir uno de estos factores climáticos a menudo han incrementado otro, lo que ha llevado a decisiones difíciles para la industria aeronáutica. Pero ahora, investigadores dirigidos por Michael Prather, profesor de ciencias del sistema terrestre en la Universidad de California en Irvine, han creado una nueva herramienta para la toma de decisiones que mide el impacto climático total de cada actividad de aviación.
Denominada Calentamiento Global por Actividad, esta métrica mide la duración y la intensidad del impacto de cada componente en la atmósfera, ya sea durante horas o un siglo. La clave reside en cuantificar las incertidumbres de todos estos elementos, lo que permite a los usuarios formular una curva de riesgo de decisión que calcula la probabilidad de que una determinada solución de compromiso tenga éxito en la mitigación del cambio climático.
Cuantificación precisa del riesgo climático
"Siempre hemos intentado integrar la cuantificación de la incertidumbre en nuestras evaluaciones climáticas", detalla Prather. "Pero esta nueva herramienta de decisión utiliza la información para proporcionar una cuantificación precisa del riesgo en las decisiones sobre compensaciones climáticas".
Por ejemplo, desviar los vuelos para evitar las condiciones que producen estelas de condensación podría resultar en un ligero aumento del consumo de combustible. Sin embargo, si estas se reducen significativamente, podría haber un efecto positivo neto en el clima.
Pequeñas reducciones con gran impacto
El estudio concluye que, si las decisiones de aviación resultan en una reducción de tan solo un 3 a un 5 % en las estelas de condensación o las emisiones de NOx, pueden compensar un aumento del 1 % en las emisiones de CO2 en un período de 100 años. En otras palabras, estrategias cuidadosamente seleccionadas que aumentan ligeramente el consumo de combustible pueden, de hecho, reducir el impacto climático a largo plazo de los vuelos.
Este enfoque solo se ha aplicado a los daños causados por el cambio climático y no ha abordado las compensaciones en términos de costos económicos como un mayor consumo de combustible por vuelo. El método puede empoderar a aerolíneas y reguladores para tomar decisiones más inteligentes que beneficien a todos.
Victoria para ciencia y sociedad
Mientras que los modelos anteriores solían tener dificultades para comparar los efectos de los contaminantes de corta y larga duración, el GWA permite comparaciones más precisas basadas en la actividad. Esto ayuda a la industria de la aviación a encontrar las opciones menos dañinas para reducir el cambio climático.
"Esto es una victoria tanto para la ciencia como para la sociedad", destaca Prather. "Nuestros hallazgos demuestran que no tenemos que elegir entre reducir las emisiones de carbono y abordar otros contaminantes que contribuyen al calentamiento global. Podemos encontrar un equilibrio que conduzca a un progreso significativo".
Aplicaciones más allá de la aviación
Al cuantificar la probabilidad de un resultado climático positivo, el estudio presenta un nuevo enfoque para evaluar las compensaciones con confianza, incluso ante la incertidumbre. Las curvas de riesgo proporcionan a los responsables políticos y a los planificadores de aerolíneas una comprensión más clara de las prioridades y las posibles consecuencias de sus acciones.
Las implicaciones van más allá de la aviación. La herramienta GWA también podría ayudar a evaluar el impacto climático de otras industrias, como el transporte marítimo, la agricultura o la manufactura, donde diferentes tipos de emisiones compiten e interactúan, finaliza Prather.
(EUROPA PRESS) Nota: Este artículo ha sido editado con la ayuda de Inteligencia Artificial.