La fragilidad física podría contribuir directamente al desarrollo de demencia, según revela un estudio de la Universidad de Zhengzhou publicado en la revista 'Neurology'. La investigación proporciona nueva evidencia sobre una posible relación causal entre ambas condiciones.
La fragilidad física se define como tener tres o más de estos cinco síntomas: sentirse cansado frecuentemente, poca o ninguna actividad física, velocidad de caminata lenta, poca fuerza de agarre y pérdida de peso involuntaria. El estudio siguió a 489.573 personas con edad promedio de 57 años durante 14 años.
Resultados del seguimiento
Durante el período de estudio, 8.900 personas desarrollaron demencia. Del total de participantes, el 4,6 por ciento cumplía con la definición de fragilidad, el 43,9 por ciento presentaba prefragilidad y el 51,5 por ciento no mostró síntomas.
Las personas con fragilidad desarrollaron demencia en un 4,6 por ciento de los casos, comparado con el 2,2 por ciento en prefragilidad y el 1,3 por ciento sin fragilidad. Tras ajustar factores como edad, nivel educativo y actividad física, quienes cumplían la definición de fragilidad tenían casi tres veces más probabilidades de desarrollar demencia.
Evidencia causal
«Sabíamos que la fragilidad se asocia con un mayor riesgo de demencia, pero nuestro estudio proporciona evidencia de que podría ser una causa real de demencia», destaca el doctor Yacong Bo, autor principal del estudio. Sin embargo, el investigador añade cautela: «Por otro lado, a pesar de esta nueva evidencia, no podemos descartar la posibilidad de que la fragilidad sea un indicador de los cambios tempranos en el proceso de la enfermedad».
Los análisis de imágenes cerebrales y biomarcadores biológicos revelaron que las personas con fragilidad mostraban más cambios estructurales cerebrales relacionados con demencia. «Estos biomarcadores pueden ser un mecanismo subyacente a la vía que va de la fragilidad a la demencia», apunta Bo.
Implicaciones preventivas
Las personas con fragilidad que también portaban genes vinculados a la demencia tenían casi cuatro veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad que aquellas sin fragilidad o riesgo genético. El análisis bidireccional confirmó que es poco probable que la demencia aumente el riesgo de fragilidad.
«Estos hallazgos refuerzan la importancia de identificar y gestionar la fragilidad como estrategia para prevenir la demencia», concluyen los investigadores. Una limitación del estudio fue que los participantes autorreportaron cuatro de los cinco síntomas de fragilidad, lo que podría afectar la precisión de los datos.
Fuentes utilizadas: "EuroPress" Nota: Este artículo ha sido editado con la ayuda de Inteligencia Artificial.