El consumo total de nicotina en el Reino Unido ha aumentado, pese a la caída en el uso de cigarrillos combustibles. Un estudio de la University College London (UCL) recomienda priorizar la reducción de daño sobre la reducción de la prevalencia de nicotina como la estrategia de salud pública más efectiva.
La profesora Sarah Jackson, del Departamento de Investigación sobre Alcohol y Tabaco de UCL, presentó los hallazgos en la Cumbre sobre el Cigarrillo Electrónico en el Colegio Oficial de Médicos de Londres. «Priorizar la reducción de daño sobre la reducción de la prevalencia de la nicotina es probablemente la manera más efectiva de proteger la salud pública», afirmó.
El estudio muestra que el vapeo podría reemplazar gradualmente al cigarrillo como la forma más común de uso de nicotina en Inglaterra. Jackson señaló que las patentes actuales de productos de nicotina en el Reino Unido presentan «[...] una oportunidad única en la historia del control del tabaco».
Oportunidad para fumadores duales
De los aproximadamente 6 millones de fumadores adultos en el Reino Unido, alrededor de 2 millones también vapean. Dentro de este grupo, 600.000 personas vapean diariamente pero no fuman cigarrillos diariamente. «Sería relativamente fácil apoyar a estas personas y que dejen definitivamente el cigarrillo», explicó Jackson.
La investigadora consideró que si este grupo tuviera un entendimiento más acertado sobre los riesgos relativos, las alternativas demuestran ser menos dañinas que el cigarrillo convencional.
Sin embargo, advirtió que realizar cambios es más difícil para personas mayores de 45 años, con mayor incertidumbre sobre los nuevos productos sin combustión para mayores de 65 años.
Protección de jóvenes y reducción de daño
Jackson rechazó la idea de que priorizar la reducción de daño signifique «olvidar a los niños». Sostuvo que «la reducción de daños y la protección de los jóvenes es una dicotomía falsa», argumentando que «los jóvenes también se benefician de la reducción de daños». Esto ocurre tanto directamente cuando las personas que fuman cambian a productos menos dañinos, como indirectamente a través de la reducción de la exposición al humo provocado por los padres.
La profesora defendió que «es importante que las políticas reflejen el daño relativo que realizan los diferentes productos de nicotina». Explicó que el equilibrio correcto entre minimizar el alcance entre personas que no fumarían y apoyar la reducción del daño ha permitido los avances actuales.
Desafíos y perspectivas futuras
Martin Dockrell, ex líder del programa de control de tabaco del Reino Unido hasta este año, cerró la cumbre enfatizando la oportunidad única de «[...] hacer de fumar algo obsoleto».
No obstante, señaló que la creciente desconfianza en la ciencia y la salud pública, así como las percepciones erróneas sobre la nicotina, podrían «poner en riesgo el proceso».
Dockrell advirtió que «[...] las tecnologías seguirán evolucionando y el comportamiento humano responderá y moldeará la evolución de esos productos». Concluyó que «salud pública es una cruzada moral, pero no una de conformidad, sino un viaje junto a las personas para ayudarlas a vivir la más saludable y feliz versión de sus vidas posibles».
Nota: Este artículo fue creado con Inteligencia Artificial (IA).
