Sentido neurobiótico: comunicación cerebro-intestino

upday.com 3 tygodni temu

Investigadores de la Universidad de Duke (Estados Unidos) han descubierto lo que denominan un "sentido neurobiótico", un sistema recientemente identificado que permite al cerebro responder en tiempo real a las señales de los microbios que viven en nuestro intestino. Este avance revoluciona la comprensión de cómo se comunican el intestino y el cerebro.

La nueva investigación, dirigida por los neurocientíficos Diego Bohórquez y M. Maya Kaelberer de la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke, se centra en los neurópodos, diminutas células sensoriales que recubren el epitelio del colon. Estas células detectan una proteína microbiana común y envían mensajes rápidos al cerebro que ayudan a controlar el apetito.

Comunicación directa entre microbios y cerebro

El equipo cree que este sentido neurobiótico podría ser una plataforma más amplia para comprender cómo el intestino detecta los microbios, influyendo en todo, desde los hábitos alimenticios hasta el estado de ánimo. Incluso podría explicar cómo el cerebro moldea el microbioma.

"Teníamos curiosidad por saber si el cuerpo podía detectar patrones microbianos en tiempo real y no solo como una respuesta inmune o inflamatoria, sino como una respuesta neuronal que guía el comportamiento en tiempo real", explica Bohórquez, profesor de medicina y neurobiología y autor principal del estudio.

La flagelina como factor clave

El factor clave es la flagelina, una proteína ancestral presente en los flagelos bacterianos, una estructura similar a una cola que las bacterias utilizan para nadar. Cuando comemos, algunas bacterias intestinales liberan flagelina.

Los neurópodos detectan esta proteína con la ayuda de un receptor llamado TLR5 y envían un mensaje a través del nervio vago, una importante vía de comunicación entre el intestino y el cerebro. El equipo propuso que la flagelina bacteriana en el colon podría provocar que los neurópodos envíen una señal de supresión del apetito al cerebro.

Experimentos confirman la teoría

Los investigadores probaron esta hipótesis dejando a ratones en ayunas durante la noche y administrándoles luego una pequeña dosis de flagelina directamente en el colon. El resultado fue que los ratones comieron menos.

Cuando realizaron el mismo experimento en ratones sin el receptor TLR5, no se observó ningún cambio. Los ratones siguieron comiendo y ganaron peso, confirmando que esta vía ayuda a regular el apetito.

Implicaciones para el futuro

Los hallazgos sugieren que la flagelina envía una señal de "ya basta" a través del TLR5, lo que permite que el intestino indique al cerebro que es hora de dejar de comer. Sin ese receptor, el mensaje no se transmite.

"De cara al futuro, creo que este trabajo será especialmente útil para que la comunidad científica en general explique cómo los microbios influyen en nuestro comportamiento", augura Bohórquez. "Un próximo paso claro es investigar cómo las dietas específicas modifican el panorama microbiano intestinal. Esto podría ser clave en afecciones como la obesidad o los trastornos psiquiátricos".

(EUROPA PRESS) Nota: Este artículo ha sido editado con la ayuda de Inteligencia Artificial.

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